El camino ha sido largo y duro, pero ha sido enriquecedor y tengo la sensación de acabar con los bolsillos llenos, llenos de aprendizaje, llenos de motivación, llenos de herramientas, llenos de recursos...
El proyecto final suponía el desafío de llevar a la práctica lo aprendido, y yo lo llevé con todas sus consecuencias. Mis alumnos probaron y disfrutaron, según me manifestaron, de mi primer proyecto flipped classroom. Llevarlo a la práctica me permitió, sin duda, mejorarlo, yo aprendí con ellos, y es que al final, el aprendizaje nunca termina y todos podemos aprender de los demás.
Considero que el proyecto final ha acabado teniendo cara y ojos, aunque ya estoy pensando en ampliar horizontes, en seguir investigando, en seguir mejorando... Ya no quiero una guía laboral de derechos respecto a la jornada laboral, ahora quiero una guía de derechos laborales general, ése es mi próximo RETO!
Resaltar que no sólo aprendí de mis alumnos, y es que el taller de coevaluación ha resultado interesante. Reconozco que me resultó complicado evaluar a compañeros/as, más siendo consciente del trabajo que ha implicado realizar el proyecto, pero también reconozco que gracias al taller de coevaluación, le han puesto a mi proyecto seis ojos más a los dos que yo ya tengo, que me han permitido conseguir un análisis del mismo desde fuera, y no con una visión cualquiera, sino con los ojos de compañeros y compañeras de profesión, con las mismas inquietudes y el mismo recorrido en el curso, con lo que con sus aportaciones, podré replantearme aspectos del proyecto que acaben de redondearlo.
Y esto no acabará aquí, cómo decía, nunca acabamos de aprender y un buen maestro, siempre debe estar dispuesto a seguir haciéndolo. Así que prometo continuar, prometo llevarlo a la práctica, prometo seguir aprendiendo de mi alumnado, prometo seguir aprendiendo de mis compañeros/as, prometo seguir aprendiendo de tutores y tutoras que me brinden formación y prometo seguir aprendiendo de la sabiduría que nos regala la experiencia.
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